martes, 23 de septiembre de 2014

Corset de pelo impreso

   He terminado de hacerme un corset para el invierno. Lo decidí hace unos días cuando sacando la telas que vamos a utilizar para la minicolección de invierno, vi la "Tela". Es un tejido tipo velvetón (es decir con una especie de pelusilla sobre ella, como la de los melocotones) con un estampado de pieles de color gris, lo compré hace ya varios años, pero me sigue gustando una barbaridad.
    Como sigo con algunos problemas a la hora de encontrar los busk el cierre delantero es un cremallera de dientes metálicos vistos, la espalda se cierra con una cinta de tafetán en color marfil.
    Aquí os pongo las fotos, junto con el resultado final, ya que estrené el corset ayer por la tarde.

Este es el diseño que pensé para el modelo, como podreis comprobar el final varia un poco, no encontré ningún tapacostura que me gustara para combinar con la tela.

El velvetón de pelo impreso

El patrón colocado sobre la entretela.



Ahí estaba cosiendo el forro. Yo lo pongo de algodón, ya que como va ha estar a cuerpo prefiero una tela agradable al tacto y, siendo práctico, que absorva el sudor. Los alfileres son para que la tela coja algo de memoria y luego no sea complicado plancharla.

Los ojetes.

Esta es la placa de centro espalda. La he hecho para que no se me vea la piel en la espalda y para que nos ojetes no me "muerdan", tengo la piel muy sensible.

Resultado final.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Visita al museo de traje

    Sábado 6 de septiembre, 11:00 de la mañana, Museo del Traje de Madrid, comienza la visita recreada sobre la moda en la época del marqués de Esquilache.
    Ana Guerrrero nos explica de forma breve el contexto histórico y una escueta biografía de Leopoldo de Gregorio, marqués de Esquilache, que ocupando la secretaria de guerra durante el reinado de Carlos III, fue el motivo de una gran revuelta que abarcaría todo Madrid y se extendería por España conocida como el Motín de Esquilache.
Imposición de la capa corta y el tricornio, litografía de la colección Origen del Motín de Esquilache, autor anónimo.
     Y aunque el detonante del levantamiento fue la promulgación de un edicto mediante el cual se prohibían las capas largas y los "embozaos", la causa real fue el descontento debido a las continuas subidas del precio del pan, alimento básico de las clases bajas, aunque también se han identificado grupos nobiliarios y eclesiásticos que instigaron el motín para beneficiarse con la salida de Esquilache del poder.
    Y esto es un resumen muy resumido de la primera parte de la visita.
    Durante la segunda parte aparecieron por la entrada seis damas ataviadas con replicas de vestidas de la época, pero no solo el vestido, sino también recrearon la ropa interior, los zapatos, las joyas, los peinados y el maquillaje; a partir de aquí podré las fotos porque explicaran mejor que yo lo que vimos.

Vestido a la polonesa

Estaba enseñadonos como era la ropa interior durante el siglo XVIII, con la cotilla, la camisa con gran cantidad de encajes en las mangas,  las medias con sus  bordados en el tobillo y atados con ligas por encima de la rodilla y el tontillo, que daba forma a la falda. :O

De izquierda a derecha: Casaca y basquiña en damasco verde con peto liso y encaje en el cuello y en las mangas, lleva un fichú al cuello; Vestido a la inglesa en brocado con peto y falda en falla naranja, el peto va festoneado con encaje dorado; bata a la francesa en tafetán iridiscente debido a la urdimbre lila y la trama gris; y por último el llamado traje nacional que constaba de un jubón de seda y una basquilla negra que ocultaba la falda a juego con el jubón, la cabeza se cubría con una mantilla.


El vestido a la polonesa visto desde atrás.
    Lamento de corazón que las fotos de dentro del museo se vea un poco oscuras, pero mi cámara no da para más.
    Y os prometo que haré un artículo sopbra cada uno de estos vestidos, para que tengais un poco más de información y no os perdais detalle de nada.

    Y sobre todo gracias a la asociación Club fin de Siglo por su tiempo y paciencia

viernes, 5 de septiembre de 2014

Historia de un traje

    Os voy a contar la trepidante vida de un conjunto de dos piezas que en su momento hice a una clienta (que me cae muy bien, por cierto) para una boda. Si no recuerdo mal era para la boda de un nieto y la señora no encontraba nada que le gustaba: demasiado rígido, demasiados volantes o con chaqueta incluida, cuando su modelo soñado era una falda de gasa con un poco de vuelo y un cuerpo sencillo, con un pizca de manga y sin chaqueta.



    Elegido el modelo y aceptado el presupuesto, yo le tomé las medidas a esta mujer y un sábado por la mañana fuimos con su esposo a las tiendas de telas de la parte alta de la calle Atocha.
    Lo primero que hicimos fue elegir una tela para el cuerpo, puesto que si bien quería algo no muy rígido la tela tenia que tener algo de cuerpo; bueno y no es que me incluya en el elegir la tela, yo no la elijo solo digo si es apta o no para el modelo. La señora eligió un brocado de grandes flores en relieve en tonos malvas, rosados y un ligero turquesa que avivaba el conjunto. Una vez que tuvimos la tela para la parte superior podíamos ir a buscar la gasa de la falda, donde se decantó por una gasa de textura rayada (me refiero a que la tela tenía una especie de rayitas en la trama no que tuviera rayas estampadas) en color rosa viejo. (Esto siempre lo hago así, por que es mucho más fácil encontrar una gasa que coordine con un brocado, que al revés; y a sí para todas las telas).
    Hasta aquí el proceso normal de la confección a medida, lo extraño empezó ahora. Íbamos a empezar a poner el patrón sobre la tela para cortarla cuando, nos llama diciendo que esperemos un poco que ha sucedido algo. La verdad es que piensas algo como que la boda se ha cancelado, lo que no te esperas es ver entrar a la señora en la tienda con el brazo derecho escayolado hasta el hombro, la pobre mujer se había caído a la entrada del jardín y se había roto el codo.
    En ese momento paramos todo lo que teníamos en marcha, y como había tiempo podíamos esperar a ver la evolución de su fractura. Recuerdo que estuve días dándole vueltas a como hacer un cuerpo por el que no hiciera falta meter un brazo para vestirlo, por que no solo tenía el brazo totalmente escayolado sino que se lo habían inmovilizado al cuerpo, por lo que no podía separarlo. (El resultado seria cambiar las telas de lugar y hacer una falda con el brocado y con la gasa hacer una especie de blusa capa con mangas cortas y amplias que pudiese cubrir el brazo derecho, pero el izquierdo quedará bien vestido).
   Al final, pocos días antes de la ceremonia, los médicos le liberaron el brazo el suficiente para seguir con el modelo original aunque un poco suelto para poder pasar la escayola.
   Y por qué os cuento todo esto ahora que ha pasado un año, porque por fin ahora hemos podido ajustar del todo la falda y el corpiño.
Hay que tener en cuenta que un modelo hecho a medida para una persona, sobre el maniquí casi siempre quedará raro.